Los regalos que preparó mi Padre


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 Muchos de los padres, cuando sus hijos se van por una temporada de casa; sea por trabajo, estudios, cambio de residencia, etc., preparan algo para el regreso de sus hijos; algún regalo; una carta, un chocolate, ropa, una buena comida de bienvenida, etc. por lo regular, esto hacen los padres cuando esperan el regreso de algún hij@. Muchos de los padres se esfuerzan un poco en esto aunque a veces no haya suficiente economía; pero, por lo menos con toda la buena intención de hacerlo contará.
No se si alguna vez te ha pasado algo igual en tu vida con tus padres. Seguro que si.
Si es que alguna vez has salido de casa por algún tiempo; por lo menos una comida te ha esperado servida a la mesa.
Si tu respuesta es, que rotundamente nunca has tenido nada preparado, hoy te voy a mostrar que sí la ha habido por lo menos una vez, o si definitivamente no ha sido así, te voy a decir que lo puedes experimentar hoy mismo si quieres.

 Luc. 15:11-31

 Esta parábola nos muestra a una familia muy curiosa.

Ø  Una familia con un buen poderío económico tremendo.
Ø  Capaz de tener trabajadores viviendo en la misma enorme finca de la familia;
Ø  Becerros, carneros, ovejas, vacas, sementales, plantaciones etc.
Ø  Un padre con dos hijos; al parecer un, medio oveja negra, y el otro (no tanto).
Ø  De la mujer del padre, de estos hijos no se habla.

Al parecer se trata de una buena hacienda de un buen tamaño.
Hay un hijo que se marcha; tiene sus propios sueños; sueña con su vida de independencia. Casa propia, dinerito propio, coche, fiestas, busca novia, etc. Este hijo no se va por estudios ni por vacaciones; simple y sencillamente, se va a malgastar su heredad en medio de su independencia. Lejos de su padre su  hermano, su madre (si la había), su casa, sus siervos etc., con la herencia que le correspondía. Pero de pronto en medio de sus fiestas y juergas vino la crisis. Se acabó todo lo que correspondía a su herencia. Este hijo pecó y cayó muy bajo, pasó de tener grandes sueños, a la pesadilla de morir de hambre. Por que dijo: “e aquí perezco de hambre” se dio cuenta de que sus acciones lo estaban llevando, de lo más bajo, a la muerte por hambre. Incluso en esa hambre desesperada que tenía, estaba deseando comer los desperdicios de los cerdos.
Yo no se si alguno de los que aquí estamos se ha marchado alguna vez de casa solo por vivir su “independencia…” y que luego haya vivido malamente en medio de su independencia. En mi familia creo que ninguno de mis siete hermanos, ni yo, nos ha sucedido eso. Pero si se hubiese dado el  caso, seguro que en un momento dado se regresa a casa. “Nadie puede estar mejor en ningún lado, si no es en casa” Pero de haber sido así, al regreso seguro que lo que nos esperaría sería una buena tunda. En lugar de un plato de cordero y ternera, hubiera sido un plato de cachetes, nalgadas, cinturonazos; de postre otro tanto, y de sobre mesa una tasa de más con lo mismo.  Todo esto en medio de una fiesta de regañinas. Por eso digo, que esta familia es muy curiosa. Y es que es una familia diferente. Esta familia nos muestra como es el reino de Dios. Nos habla del corazón del Padre. De Dios.

Ø  El hijo decide regresar en medio de su crisis. Lucas 15:17 relata sobre el hijo pródigo:

Y volviendo en sí, dijo: ¡¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!!

Otras versiones dicen: Se dio cuenta, Por fin Comprendió, Al fin se puso a pensar, entrando en sí mismo. …Que era mejor regresar a casa. Yes cuando decide actuar. Toma una decisión firme. Tal vez se arrepintió y pensó en volver con su padre donde sabía que hay abundancia.
Aquí hay una enseñanza: el hijo soñaba con su independencia; porque es algo que a todos tarde o temprano nos pasa. Viviremos independientes de la familia natural; y por eso el hijo soñó y planeó pedirle a su papá la parte de los bienes que le correspondían como herencia. Pero la cuestión es: que cuando decidimos mal, o actuamos mal en los sueños que tenemos, terminamos alejándonos de Dios. Hay hijos que planearon y decidieron actuar mal y terminaron apartados de casa.
Ahora… esto es un buen ejemplo de lo que sucede cuando nos alejamos de Dios. Junto a él podemos soñar con un buen futuro, estudios, familia y vida abundante; pero alejados de  él, lo que encontramos en el mundo, muchas veces son pesadillas y desperdicios, y no sueños.

  • Junto a Dios se puede soñar para bien, pero alejados de él No.
  • No cambies tus sueños por pesadillas, alejándote de Dios.
Hay muchas personas que abandonan la iglesia soñando una independencia con Dios pero no se dan cuenta que lo que espera a la vuelta en lugar de sueños es la pesadilla del enfriamiento. No se dan cuenta muchas veces por que de momento salen de la Iglesia, siguen bien, con salud, trabajo y prosperidad; hasta a veces dicen: “ya vez no necesitaba de la Iglesia”, o “lo vez es lo mismo dentro que fuera” pero todo esto es por la inercia que llevaba de su vida entregada, o medio entregada a Dios. Según la entrega que haya tenido, será la inercia del tiempo que le irá más o menos bien, pero llegará el momento cuando esa inercia se acabe y deban avanzar por su cuenta, porque ha dejado la comunión con el cuerpo de Cristo, luego con Dios, y entonces, descubrirán que realmente el impulso se los daba la vida entregada al Señor. Muchos hasta allí llegan. La mayoría de los que se apartan.  Y muy pocos son los que:…
 Se dan cuenta, Por fin Comprenden, Al fin se ponen a pensar, entran en sí mismos, vuelven en sí. Y regresan a la Iglesia, y a Dios; justo como le sucedió al hijo pródigo quien después decidió regresar a casa.

Lucas 15:18-23 dice:

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta.

Esta parte de la historia nos lo importante de actuar. No solo pensar en hacer, sino en actuar. Es interesante que dice antes la escritura: y volviendo en sí”.
Cuando una persona vuelve en sí o Se dan cuenta, Por fin Comprenden, Al fin se ponen a pensar, entran en sí mismos, vuelven en sí, comienza a actuar;  hace, lo que el hijo Prodigo: se pone en funcionamiento, en marcha y caminan. “Me levantaré”. Además, fue claro en su propósito al decir: “Iré a mi padre”.
Lo que es muy importante, es actuar, la determinación de hacer las cosas, y eso solo lo hacen los que vuelven en sí. Si solo lo piensa, se va a quedar sentado a ver si sí…, ó,  es que no se…, ó, si mejor no, y… mejor siempre no. De nada sirve quedarse pensando. Hay que actuar.

El hijo, pidió ser tratado como jornalero, ya que ser sirviente en casa de su padre era mil veces mejor que sufrir en el mundo. Pero aquí está la sorpresa. El hijo tenía expectativas de ser un jornalero pero cuando decidió regresar y caminó hacia la casa de su padre nunca contó con que lo recibirían con una tremenda fiesta. Mucho menos pensó que como en toda fiesta habría regalos.
Note muy bien que el hijo venía de haberse apartado de casa y se había ido al pecado; y luego, regresa y le hicieron fiesta por haber regresado y no solo eso sino que además le esperaban unos buenos regalos. No nos referimos a que hay que apartarse de Dios y luego cuando te artes de vivir tu mundanalidad y decidas regresar te va a esperar todo eso. Nos referimos a que este se dio cuanta desde su interior que estaba haciendo mal, y decidió actuar. Pablo dice: ¿que pues perseveraremos en el pecado para que abunde la gracia? En ninguna manera.

Los regalos que preparó el padre son:

Ø  Vestido. “Sacad el mejor vestido”,
Ø  Anillo. “y poned un anillo en su mano”,
Ø  Calzado. “y calzado en sus pies”.
Ø  Comida. “Y traed el becerro gordo”,
Ø  Fiesta. “comamos y hagamos fiesta”.

Seguramente el padre había preparado de antemano todo esto por si algún día el hijo regresaba. Fue al sastre, fue al zapatero, fue a la joyería, mando engordar a uno de los becerros para la gran fiesta, y organizó los preparativos para la fiesta cuando regresara su hijo. ¡Así es Dios!
Te prepara vestido nuevo, hace pacto contigo, te calza nuevamente, te sustenta, y celebra en honor a ti.

El problema es que muchos no regresan porque no creen que Dios sea tan poderoso y grande. O simplemente el orgullo les impide hacerlo, o están tan hundidos en su mundanalidad que se quedan como dice la Palabra: con su conciencia cauterizada; y ya no piensan que es lo correcto y no pueden volver en sí mismos. O han decidido abandonar a Dios y su casa.

Ese es el Dios grande que tenemos. Un Dios que está preparado. Aunque hayas pecado, vuelve en ti, decide cambiar, decide seguir adelante, decide volver; tu Padre te recibirá como hijo, no como jornalero porque eres Su amado, desea bendecirte, protegerte y cuidarte siempre.
Hay regalos que preparó el padre para ti; Amen.

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