Andad En el Espíritu; Los frutos del Espíritu
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Gal 5:22-25
Mateo 7:16-20
En este pasaje Jesús está hablando acerca del fruto que sale
de los árboles haciendo referencia o similitudes, a la actitud de los hombres
buenos y malos comparándolos con árboles, y sus acciones con los frutos de sí
mismos. Jesús, hace hincapié en algo muy importante acerca de esto: “por sus
frutos los conoceréis” Está más que obvio que según el fruto que del árbol se
distingue de los demás. Es como ese chiste del pastor que va a visitar a una
mujer de su iglesia para bendecir su huerto de manzanos y al ver que uno de los
árboles no tenía manzanas, declaró sobre él con tanto entusiasmo diciendo: “hermana, yo declaro que este árbol dará
las mejores manzanas de todo su huerto” a lo que la mujer le dice: “Pastor eso sí es tener fe, ya que el árbol
es un peral y no un manzano”. ¡¡¡ Por el fruto se conoce el árbol !!!.
Y, qué pasa cuando un árbol no da fruto, ¿como se le conoce? Simple y sencillamente, si es un árbol frutal sea cual sea y no da fruto, es un árbol malo. Está estéril y no puede dar fruto. Por tanto será un árbol malo.
Y, qué pasa cuando un árbol no da fruto, ¿como se le conoce? Simple y sencillamente, si es un árbol frutal sea cual sea y no da fruto, es un árbol malo. Está estéril y no puede dar fruto. Por tanto será un árbol malo.
Hay árboles que también dan frutos malos. Por
ejemplo: si vez los naranjos que hay en las calles de aquí de Cádiz, y tomas una naranja, y te la comes; podrás ver, que es un naranjo malo porque da naranjas amargas. Incluso por muy bonitas que se vean las naranjas. Son frutos malos. Es como si fueran
un engaño.
Hablaba acerca de las obras de la carne, que son también
frutos de la carne; fruto de una vida alejada del Espíritu de Dios. La carne
manifiesta sus malos frutos, y vimos algunos de ellos: borracheras, adulterio,
fornicación, contienda, celos, etc., etc. esos son los frutos u obras de la
carne.
Cuando una persona da este tipo de frutos, es como un árbol
malo porque da frutos malos; aunque el fruto pueda parecer bonito, agradable o
atractivo; pero, al final será malo. Se cumple así a toda costa lo que Jesús
dijo: por sus frutos los conoceréis.
- ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Otra cosa Interesante dijo Jesús: ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos, o higos de los abrojos?
Es incoherente que esto pueda suceder. No puede producir el
espino uvas, ni higos los abrojos. Es antinatural. El espino todos los
conocemos. El espino es como un árbol o también en forma de matorral y que
todas sus ramas tienen espinos; es antinatural que de un espino podamos recoger
uvas. Y el Abrojo, es esa planta que vemos también en los campos o descampados
donde sus ramas son rastreras y tienen flores amarillitas pequeñas y además
produce una especie de fruto redonda o alargadita pero llena de espinos. De
igual manera es antinatural que este tipo de planta de higos. Simplemente hasta
suena raro ese comentario. Pues en ese sentido Jesús quería que la gente a la
que él compartía, se diera cuenta de que por los frutos o actitudes o acciones
en la personas se les podría conocer. Si daban mal fruto eran como un árbol
malo, y si daban buen fruto serían como un árbol bueno.
- Los frutos del Espíritu.
Son nueve los frutos esenciales del Espíritu. Son los que
forman parte de la naturaleza del Espíritu. En otras palabras, el Espíritu
Santo es: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza.
Y la Palabra de Dios dice que si tenemos estas cosas es cuando demostramos que
llevamos una vida en el Espíritu. Todos son importantes, y debemos manifestar
todos estos dones en nuestro diario vivir. No puede faltar ni uno de ello.
Por ejemplo en cuanto al amor el Apóstol Pablo dice en 1ª a
los corintios 12: 31, que es el camino más excelente; por que luego en el
capítulo 13 dice que si carecemos de este nada somos. Aunque hagamos todo lo
bonito o todo lo mejor, o tengamos la fe más grande del mundo si éste falta
nada somos.
- El Amor; fruto del Espíritu: Como una vez prediqué, el amor es una acción, porque el amor es demostrable, y parte o tiene su punto de inicio en una decisión. Es cuando tú decides amar. Este fruto debe manifestarse tal y como dice en 1ª a los corintios 13:
El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia, el amor
no es jactancioso, no se envanece; no
hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree,
Todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser;
El que ama tiene paciencia en
todo, y siempre es amable. El que ama no es envidioso, ni se cree más que
nadie. No es orgulloso. No es grosero ni egoísta. No se enoja por cualquier
cosa. No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho. No aplaude
a los malvados, sino a los que hablan con la verdad. El que ama es capaz de
aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo. Si
somos capaces de demostrar esto tenemos un fruto del Espíritu.
- El Gozo; Fruto del Espíritu: Qué tanto gozo tenemos incluso en los momentos difíciles. A veces parece que es imposible aprender a gozarnos aún en las circunstancias adversas. Es difícil estar gozoso cuando te faltan recursos económicos, cuando algún pariente se muere, cuando tenemos problemas en casa; sin embargo, es un fruto de una vida en el Espíritu; porque, el Espíritu mismo te dará éste como fruto. Aprende a gozarte porque en las dificultades Dios y su poder se mostrarán.
- La Paz; Fruto del Espíritu: Jesús nos dijo Jn 14:27: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Es obvio que ante las incertidumbres la paz flaquee, pero la paz habla de un corazón no turbado. Cuando un corazón esta turbado es imposible reaccionar; es como un aturdimiento pero la paz de Dios sobre pasa todo entendimiento. Cuando tenemos esa paz, incluso no vamos a saber ni como ni de que manera vino a nosotros. No tengas miedo; aprende a refugiarte en la paz de Dios.
- La Paciencia; Fruto del Espíritu. Es la capacidad para sufrir o soportar las penas sin perturbarse; es cuando desarrollas la habilidad de tener calma y tranquilidad a la espera de algo o una respuesta. Ser pacientes habla de otra manifestación de Paz. No corras cuando Dios lleva todo bajo control.
- Benignidad; Fruto del Espíritu. Nuca busca hacer algo malo. Siempre hace lo bueno, siempre reacciona bien, y nuca con un fin perjudicial. Es cuando la persona no paga mal por mal, sino que vence con el bien el mal. Nunca es vengativo. Un tumor maligno ataca a todo lo que está bien, pero el benigno nunca daña así el cuerpo mismo lo ataque con sus autodefensa.
- Bondad; Fruto del Espíritu. La bondad es una inclinación natural a hacer el bien, y en una persona, ésta tiene la facultad de ser buena. También habla de la amabilidad del carácter; nunca es de doble ánimo; es decir, no es variable. No es irritable. Por tanto la bondad debe nacer de forma natural en el que vive en el Espíritu.
- Fe; Fruto del Espíritu. La fe es manifiesta en una persona que es espiritual. Alguien que dice tener fe y no la manifiesta, no lleva una vida en el Espíritu; no conoce el poder de Dios. La fe te hace conocer el poder de Dios y te hace actuar y caminar en Fe. En la certeza de lo que espera y en la convicción de lo que no ve.
- Mansedumbre; Fruto del Espíritu. Es la cualidad de ser tranquilo. Es el no violento. Es aquel que no se deja llevar por las provocaciones. El que es sereno. Jesús dijo que aprendiéramos de él esta cualidad. La mansedumbre se lleva mejor si es de corazón como Jesús dijo.
- Templanza; Fruto del Espíritu. Habla de moderación o sobriedad.
La templanza es la virtud moral que regula la atracción por los placeres; es
equilibrado; es Sabio ante las tentaciones. Es seguro en el dominio de la
voluntad. Conoce y domina sus límites. La persona templada orienta hacia
el bien (hacia Jesús) sus debilidades, y no se deja arrastrar por los
deseos engañosos de su corazón. Recuerda el Proverbio. “Sobre
toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la Vida”
En pocas palabras el que tiene templanza sabe guardad su corazón.
Es necesario que aprendamos a vivir en el Espíritu. Se una
persona que se deja llevar por el Espíritu. Ninguno de estos frutos es difícil
de tener, solo es cuestión de vivir en el Espíritu. Vivir en el Espíritu es un
estilo de Vida. un estilo que debe marcar tu vida en la Iglesia, en la calle,
en tu trabajo, en tu casa, con tu esposa, con tus hijos. Aprende a ser un
ejemplo; ama, gózate, da paz y vívela, se paciente en todo, has lo bueno y no
pagues mal por mal, se bueno y amable, vive en fe aprende a ser manso de
corazón y aprende a guardar tu corazón para que halla en ti templanza. Amén.
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