Las buenas Elecciones


¿A cuantos nos han enseñado que las elecciones que escojamos hoy determinaran nuestro mañana? Seguro que a todos; si no, hoy lo vas a saber. Todo lo que escojamos ahora, en nuestro presente determinará nuestra vida futura. Y es tan sencillo porque de hecho todos los que hemos elegido tener a Jesucristo como nuestro Señor y salvador ya ha determinado nuestra vida futura. Una eternidad con él en su gloria y con el Padre. Pero también las buenas y malas elecciones que hagamos aquí en este presente determinarán nuestro mañana. Todas las decisiones que hagas, todo lo que decidas escoger, todo lo que elijas determinarán tu futuro; y por tanto, será necesario que aprendamos a evaluar las opciones que se nos presenten para la vida en base a nuestros valores y principios cristianos. Y por qué de esta manera, sencillo. Uno puede evaluar y decidir en base a principios filosofales o carnales; o bien, basados en principios cristianos; de acuerdo a la voluntad de Dios. Tú decides, tú elijes; lo que elijas determinará tu futuro en la manera que elijas.

Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; Enséñame tus estatutos. Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas. Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra. Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley. Escogí el camino de la verdad; He puesto tus juicios delante de mí.
Salmo 119:26-30

Yo estoy seguro que todos batallamos en el área del buen escoger. A todos, muchas veces nos cuesta elegir, o hacer una buena elección. No todos tenemos la destreza de elegir bien. Siempre andamos viendo la mejor manera de elegir; incluso se nota a la hora de hacer lo más sencillo. Por ejemplo: Cuando vas a comprar ropa, un par de zapatos, cuando vas a planear la comida, cuando vas a darle un cambio a la casa, pintura, suelos, muebles; en tu persona… cuando te vas a vestir, un cambio de look, el tinte, los risos, alisado, maquillaje, color de labios, color de ojos, etc., siempre interviene el asunto de tener que elegir en todos los aspectos. El arte del buen escoger lo practicamos a diario; si no es en una cosa, es en otra; y lo interesante es, ver que nuestras decisiones o elecciones determinarán nuestro futuro. Hay unas que afectan a muy corto plazo, otras a más, y otras a largo, y luego otras para siempre. Según las elecciones que hagamos estas determinaran lo que vendrá más adelante.

¿Alguien se acuerda de alguna mala elección que hoy le este afectando? Yo estoy casi 100% seguro que si. O tal vez que no te este afectando sino que te haya afectado, y que hoy veas que si hubieses elegido de otra manera no estuvieses pasando lo que estas pasando, o no hubieras pasado lo que tuviste que pasar. Seguro que todos recordaremos algo. No elegimos bien. El arte del buen elegir no se nos dio en el momento. Sin embargo hoy estamos aquí, en este punto. Sabiendo que las elecciones que hagamos en nuestro presente afectarán o beneficiaran nuestro futuro.

Todo este salmo contiene un lenguaje encendido en elogio de la ley divina, entendida no solamente como un código de preceptos, sino también como el conjunto de las revelaciones y enseñanzas dadas por Dios a Israel como un conjunto de enseñanzas y beneficios. En la primera parte de este salmo, David le hace peticiones a Dios. Le pide que le enseñe Sus estatutos, que le permita comprender el camino correcto, que lo sustente con Su Palabra, que le aparte de la mentira y que le conceda Su ley; es decir, que le conceda vivir conforme a lo que al Señor le agrada. Pero luego, David asegura que ha escogido el camino de la verdad para que Dios vaya delante suyo.  De esta forma, nos da una gran lección porque nos enseña la diferencia entre pedirle a Dios y escogerlo para que sea el guía de nuestro camino.

En todo momento hacemos elecciones, pero hay tres cosas que especialmente debemos aprender a seleccionar para que nos vaya bien en la vida.


1.    Primero, qué harás, a qué te dedicarás, cuál es tu vocación y lo que Dios quiere de ti.

Si no tienes bien definido esto no podrás tomar dirección. Esto es lo mismo que tener visión. Pero la última es la que muchos desechan o la que menos se toma en cuenta y que debe de ocupar el lugar importante en nuestra visión ¿Qué quiere Dios de ti? Muchos la suplantamos dándole el primer lugar al yoísmo.

2.    Segundo, con quién vivirás, quién será tu pareja, la persona con quien formarás un hogar.

Esta es la que a muchos les puede poner de cabeza; aunque luego es cierto que decidimos no complicarnos tanto en esto y elegimos mal. Muchos se desesperan, otros nunca la encuentran porque nadie da el ancho del listón, y otros no terminan de decidirse.

  1. Y tercero, debes escoger  a dónde irás al final de tu vida, al cielo o al infierno.

Esta es la más importante; sin embargo es la menos tomada en cuenta, la más difícil por que rompe nuestros esquemas, la indeseada porque cambiará radicalmente nuestras vidas, pero la que todo mucho debería elegir. Las dos anteriores son importantes pero la más importante de todas y que cambia tu vida afectando a futuro eterno es esta elección. A donde quiero pasar la eternidad.

Obviamente muchos no la toman en cuenta, porque no tienen la certeza de si habrá vida en la eternidad, o no. Déjame decirte y recordarte, para los que ya lo saben: ¡Hay una vida en la eternidad! Sea con Dios en su gloria, o sea sin Dios separados de él por siempre en el infierno. Y como venimos diciendo: Cada quien elige lo suyo. Muchos dirán: “yo creo que existe Dios, y creo en él a mi manera; yo siempre le pido que me valla bien, que me cuide que me enseñe que me guíe, etc.” Pero déjeme que hagamos una diferencia. Pedir y escoger. Pedir, todos piden. Uno puede pedirle a Dios todo lo que quiera; salud, trabajo, bendición, prosperidad, buenas cosas, que le valla bien, etc., pero otra cosa es escoger el camino de Dios. Uno puede pedir a Dios sin escoger el camino de Dios. Uno puede pedirle que le bendiga y todo lo demás; pero, escoger hacer la voluntad de Dios y andar en sus caminos es otra cosa.

  • Pídele a Dios, pero también escógelo

Para hacer las elecciones correctas, debemos pedirle sabiduría al Señor y asegurar que nuestra primera elección siempre es Él, a quien amamos y servimos. Al escoger al Señor por sobre todo, estamos dando el primer paso hacia una vida repleta de buenas elecciones. ¿Quieres tener buenas elecciones? Escoge a Dios. Has que sea tu Señor. Cuando Dios comience a señorear tu vida entonces las bendiciones, la guianza, las buenas elecciones abundarán
Para que Él te ilumine y te acompañe, debes escogerlo y darle Su lugar.

  • El cielo y la tierra por testigos

Deuteronomio 30:19-20 dice:

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.

El Señor tiene planes de bien para nosotros y desea darnos lo mejor, por eso dice la Palabra que Él es vida y prolongación de nuestros días, pero todo lo que desea entregarnos, depende de que le escojamos. Dios ha jurado bendecirnos, tal como juró a Abraham, Isaac y Jacob una nueva tierra, pero nosotros debemos escoger la vida y no la muerte, para que Él pueda cumplir Su Palabra.  Así de sencillo.
Si te decides por lo malo, la muerte y la maldición, el Señor no puede cumplir Su promesa de bendecirte. Claro que nadie le diría: “¡Dios, escojo la maldición!” lo que sí es que tus acciones demuestren que realmente has escogido la luz y no las tinieblas.
De nada sirve que digamos que Él es nuestra elección, si no lo demostramos.

La Biblia dice que los cielos y la tierra son testigos de que Él desea darnos vida, aunque nosotros la rechacemos, escogiendo otro camino diferente al que Dios nos muestra. Y ¿por qué hay necesidad de testigos? porque la intención de Dios es que aprendamos a reconocer que somos nosotros quienes nos equivocamos y por eso a veces nos va mal. Asumir la responsabilidad cuesta, porque siempre es más fácil culpar a otros, incluso a Dios; sin embargo, lo que recibimos siempre es producto de lo que hemos dado. Así que Él dice: “Tengo al cielo y a la tierra por testigos de que deseo hacerte bien, pero eres tú quien escogió otro camino y ahora sufres las consecuencias”.  Es como los hijos que no obedecen a sus padres y luego pretenden culparlos por los resultados de sus propias elecciones.
La bendición está ligada a las buenas elecciones que hagamos.

  • Hay que aprender a escoger o elegir.

Elegir no es cuestión de suerte; es de sabiduría. No podemos elegir como quien está frente a una ruleta de la suerte; sino que es necesario que evaluemos las opciones que tenemos para tomar buenas decisiones. De eso depende el arte del buen escoger. Saber escoger es un arte que se aprende con la práctica. Quizá al principio nos equivoquemos como todos, y aunque escojas lo bueno, terminas haciendo lo malo, pero lo importante es que rectifiquemos los errores y nos pongamos en las manos de Dios, porque de lo que escojamos afectará o beneficiará nuestra vida. y también la bendiciones que recibamos de él. Recuerde que no todo lo que escogemos o elegimos tiene la aprobación ni la bendición de Dios.
Es cierto que nuestro destino es vivir eternamente en el cielo, pero Su deseo de bendición es también para la vida terrenal. Por eso dice que escojas bien, para que Él pueda hacer realidad toda la abundancia que desea darte. La primera decisión que debes tomar es que Jesús habite en tu corazón. Escógelo. De allí partirán las buenas elecciones si decides que CRISTO  señoree tu vida. Amén.

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