La Constitución del Reino de Dios


Lucas 4:16-21     y    Isaías. 61: 1-2

La Constitución es la norma fundamental escrita y establecida para dirigir una nación. Es la ley de organización de un estado. Es la forma o el sistema de gobierno que tiene cada estado. Es la que garantiza al pueblo sus derechos y libertades, así como los límites de relación entre los poderes de gobierno. Tiene supremacía sobre cualquier otra ley. Toda norma contraria a ella queda anulada. No hay ninguna ley más poderosa que ella; y Cristo cuando vino al mundo vino a establecer su reino y estableció su constitución. Antes el mundo era plenamente gobernado por las leyes de Satanás pero después de la venida de Cristo la constitución que él estableció anuló las leyes del maligno que gobernaban el mundo; y eso debemos conocerlo bien, bien.

Como cristianos pertenecemos a un Reino gobernado por un Rey poderoso; Cristo; cuya Palabra es ley que no puede cambiar, y nos beneficia a todos los que quieran aceptar ser parte de ese nuevo reino gobernado por él mismo porque nos ama. Nos regimos por Su Constitución que norma nuestra vida. En ella ha preservado nuestros derechos y libertades, así como nuestras obligaciones también.

En los pasajes que leemos, cuando el comienza a leer al profeta Isaías, Cristo deja en claro su identidad y su misión. Pero a partir de la mitad del verso 1 de Isaías se describe toda la Constitución del Reino de Dios; iniciando con que trae buenas noticias para todos.  Las nuevas reglas que anularían las de Satanás que gobernaba desde que Adán le cedió el derecho de hacerlo.
 
  • Jesús vino con la misión de remover el reino de las tinieblas “a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová,  y el día de venganza del Dios nuestro; 61:2

Todos sabemos que la constitución del reino de las tinieblas es matar, hurtar y destruir.
Pero el plan de Cristo, fue redimir al hombre y restituirle en le Reino de Dios donde la Constitución nos ofrece nueva identidad y salvación. En eso consiste la buena voluntad de Dios; ahora los años de amargura se tornarían en el año agradable del Señor, y a partir de allí el reino de las tinieblas queda derribado, y despojado de toda acusación en nuestra contra. Pablo le dijo a los colosenses:

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Col 2:13-15 

Cuando venimos a Cristo, la ley de destrucción y muerte que operaba sobre nosotros queda revocada porque hay supremacía en la ley del Señor; porque su palabra dice: que él anuló todos los decretos que nos eran contrarios. Los quitó de en medio y lo clavo en la Cruz; o sea, por medio del sacrificio de Cristo anuló todas esa leyes porque ahora su ley, es mayor. Con el sacrificio de Cristo, nace una nueva manera de vida, una nueva identidad. Los que antes vivíamos en condenación y opresión ahora vivimos en libertad. Su ley nos produjo una  nueva identidad; la libertad. Pasamos de la esclavitud a la libertad.

La nueva constitución promete un cambio radical de identidad. Nuevas noticias para todos los abatidos, a curar la aflicción del corazón, a liberar a los cautivos y a los prisioneros libertad, a establecer su voluntad y justicia entre los hombres, y consolación a los que no tenían esperanza.

Y el primer estatuto de la Constitución, tiene que ver con nuestra identidad (Isaías 61:3) porque habla de darte gloria, ungirte con óleo e investirte con manto de alegría, es decir, celebrar una ceremonia como se celebra en la de una coronación. Dios hace una ceremonia para que podamos ser Sus embajadores. La Palabra dice “y nos hizo reyes” Esto es profético desde que él lo decretó, porque nos dio poder y autoridad para gobernar. Tenemos corona, unción sobrenatural de Dios, y manto de realeza. Los que según el Apóstol Pedro, “antes no éramos pueblo pero que ahora sois pueblo; los que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia,  pero ahora habéis alcanzado misericordia.”

En el mismo verso 3 de Isaías 61, Dios te llama árbol de justicia y plantío de Su propiedad porque a partir de ese momento, cuando asumes tu nueva identidad, te conviertes en alguien que produce fruto abundante. Formas parte de Su huerto y se acabó tu esterilidad. ¡Estamos destinados a producir! Tal y como lo dice el salmo 1:3 “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.”
Todo este primer estatuto constitucional del reino de Dios es como si dijera: Todo ciudadano del reino de Dios es digno de gloria, gozo y alegría; y de ser reconocido como hijo del reino de Dios.

El siguiente estatuto en el verso 4 habla de reedificar en las ruinas Dios nos ha dado toda potestad de heredar todo territorio de su reino. Habla de trabajar, de edificar, y reedificar lo que fue destruido. Incluso de reconstruir lo que pudieron dañar nuestros antepasados.

Con nosotros se acabó la maldición, se cerró toda puerta de maldad y tenemos la capacidad de edificar de tal forma que el enemigo ya no pueda operar en nuestras futuras generaciones. A partir de nosotros comienza algo nuevo y diferente según lo que edifiquemos; pero tenemos esa capacidad de construir y reedificar algo nuevo para nuestras generaciones futuras. Esto es que podemos reconstruir las ruinas y levantar los lugares que fueron destruidos anteriormente. Cada área en nuestra familia; situaciones que a lo mejor en ignorancia edificaron nuestros antepasados y que hoy están destruyendo nuestro presente y futuro. Dentro de l misma ley hay una que dice que “el desconocimiento de las leyes, no nos exime de vernos en la obligación de cumplirlas” nuestros antepasados vivieron y edificaron en ignorancia situaciones que hoy están destruyendo, o han estado destruyendo durante años nuestro presente, y hoy estamos acarreando con las consecuencias de esa ignorancia. Pero hoy podemos valernos de esta nueva ley celestial para Reconstruir lo que está arruinado y destruido desde hace mucho tiempo. Dios nos da esa capacidad, poder para hacerlo.

 El siguiente en el verso 5 y 6 aplica a que seremos cabeza y no cola. Todo ciudadano del Reino tiene la capacidad de ser cabeza y no cola. “… Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas” Dt. 28:12-13 Es interesante que cuando inicia esta bendición dice que Dios abrirá su buen tesoro, el cielo. Antes no éramos reconocidos como real sacerdocio; ahora con la ley de Dios somos un real sacerdocio una nación santa y dice la Palabra que seremos llamados sublimes; admirables.

El verso 7 habla de honra y perpetuo gozo porque el dolor del pasado, la angustia, la vergüenza y la deshonra del reino de las tinieblas no te harán sentir más tristeza.

Cuando vivíamos bajo esclavitud y no condenación siempre había vergüenza y deshonra, por que así es el reino del enemigo. Primero te incita a caer y luego te acusa y te avergüenza, y luego te lleva a vivir abrazado de tu pasado, (te ata) y cuando abrazas el recuerdo de las vergüenzas y amarguras de tu pasado, eres esclavo del sufrimiento. Pero cuando por fe abrazas las palabras y decretos de Cristo, todos los sufrimientos se convierten gozos por las victorias que Cristo da.

En el verso 8 y 9  la Constitución nos recuerda que el Señor ama la justicia y odia el robo e iniquidad.
Todo lo que el reino de las tinieblas te ha quitado regresará. Porque la justicia es una de las normas que rige este Reino. Todo lo que el enemigo nos ha robado regresará.

Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.
Joel 2:25-26

Y seremos conocidos en medio de las naciones, y las naciones reconocerán que somos el linaje Bendito de Dios, la nación santa, el pueblo adquirido.
La Constitución del Reino alcanza a quien vive según dichos preceptos y a toda su descendencia.
A todos a quienes la Palabra llama “linaje  bendito de Jehová” incluyendo a tus hijos; aún si todavía no están en el Señor; permanece en él y el los traerá a su reino.

  • Santiago 1:22-25

Pero sed hacedores de la palabra,  y no tan solamente oidores,  engañándoos a vosotros mismos.
Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella,  éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
Porque él se considera a sí mismo,  y se va,  y luego olvida cómo era.
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley,  la de la libertad,  y persevera en ella,  no siendo oidor olvidadizo,  sino hacedor de la obra,  éste será bienaventurado en lo que hace.
  • Otros Versos dicen:
   Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.  Romanos 8:2

Pero ahora estamos libres de la ley,  por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos,  de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Romanos 7:6

Cristo nos redimió de la maldición de la ley,  hecho por nosotros maldición  (porque está escrito:  Maldito todo el que es colgado en un madero) Gal 3:13 Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Dios te Prepara para lo que Viene

Venciendo las Excusas

Días buenos y días malos.